El manejo de las emociones como una de las claves para alcanzar un estado de calma y serenidad interior

Es muy importante para cualquier persona, atraviese en su vida la situación que atraviese, vivir en ausencia de disgustos, alteraciones emocionales perjudiciales y sufrimiento. 

Es muy usual el creer que ello depende de las circunstancias exteriores y de los demás que nos rodean, siendo usuales las expresiones: 

“Tal persona me ha dado un disgusto”.

“Tal otra persona me hace sufrir por……..”.

“Tal acontecimiento me ha torcido el día”………………..etc.

Esta creencia es absolutamente incorrecta.

Tenemos que saber: El que yo tome o no disgustos, el que yo me altere emocionalmente de forma negativa o no, el que yo sufra o no ante un acontecimiento o situación, depende únicamente de mí. 

Yo soy la única persona que tiene el poder real sobre mis emociones, yo soy el único responsable en el manejo de mis emociones. 

He de saber sin duda alguna ya para siempre que el manejo de mis emociones es solo una cuestión de ACTITUD mía, de DECISIÓN solo mía, de mi ELECCIÓN

“YO DECIDO O NO SER EL DUEÑO DE MIS EMOCIONES”

Herramientas y conocimientos que nos van a ayudar a poner en práctica y mantener esa actitud: 

1- Regla del 90/10: “Un 10% de lo que nos acontece corresponde sólo a lo que nos pasa en sí y un 90% está relacionado con lo que hacemos con lo que nos pasa, como actuamos ante ello”. 

De todo cuanto nos ocurre: – Un 10%, o sea una parte casi insignificante, no depende de nosotros, es lo que nos encontramos en un momento determinado, es como se nos presenta la situación. 

Un 90%, o sea casi la totalidad de la situación, representa nuestra respuesta a la misma, como actuamos ante ella, y dicha respuesta solo puede tener 2 opciones: 

• La (+), ligada a una actitud de aprendizaje, de oportunidad hacia un cambio a mejor, de tranquilidad, de optimismo, de confianza en el devenir de la vida, de seguridad de que contamos con ayuda y todo es para mejor, de mentalidad de unión, de unidad. 

• La (-), ligada a una actitud de ignorancia de las leyes de la vida, de pesimismo ante la vida, de derrota, de tragedia, de mala suerte, de desconfianza, miedo e inseguridad ante los acontecimientos, de mentalidad de separación, de dualidad. 

¿Qué actitud quiero yo adoptar ante cada situación? ¿Una (+) o una (-)? Yo elijo. Dos personas con circunstancias exteriores semejantes: -Una puede sentirse amargada, derrumbada, deprimida, encontrándose fatal y amargando a cuantos le rodean. 

-La otra puede sentirse feliz, afortunada, animosa, sonriente y haciéndole agradable la vida a cuantos le rodean. 

¿Dónde está la diferencia, la clave? En la actitud que quieres adoptar, en cómo quieres manejar el 90% de la situación (el otro 10% no puedes). 

NOTA: En realidad ese 10% también puedes “manejarlo de alguna manera”, sabiendo que por la Ley de Causa-Efecto, Ley del Karma o Ley Bumerán, lo que recoges siempre en tu vida es lo que anteriormente has sembrado, luego dependiendo de lo sembrado así será en parte lo contenido en ese 10% que la vida te presenta en cada momento. Proponte sacar siempre lo mejor de ti hacia cuantos te rodean y muy importante hacia ti mismo, y ayuda a cuantos te rodean a sacar lo mejor de ellos, y en una parte de ese 10% te vendrá lo mejor. También, no debemos olvidar que en ese 10% la Inteligencia Universal, creadora de todo y que impregna y contiene todo, se expresa para presentarnos los “acontecimientos- oportunidades” para aprender las lecciones aun no aprendidas y así seguir avanzando por el sendero del crecimiento personal. Sepamos “mirar” pues ese 10% con la adecuada actitud positiva de reconocer en él a esos “maestros” que sólo pretenden ayudarnos a aprender y crecer.

2- interiorizar la siguiente máxima del Maestro indio Paramahansa Yogananda, repetirla mentalmente cuantas más veces mejor cada día y actuar en la práctica lo más acorde posible con ella:

“Todas las dificultades, los problemas y las enfermedades que la Vida nos presente, encierran siempre lecciones que debemos aprender. Son siempre positivas en el fondo, pues representan oportunidades en la vida para aprender y crecer, siendo éste su único sentido”. 

Como vimos anteriormente, debemos ir ganando poco a poco en convicción de que nada en la vida ocurre por casualidad, todo tiene su por qué, todo ocurre por algo. Los grandes maestros y sabios de la historia siempre nos han dicho que todo es perfecto y ocurre para bien y sin duda representa lo mejor que nos puede ocurrir en cada momento para nuestro aprendizaje y evolución personal. Pueden ser situaciones o acontecimientos difíciles, duros, o hasta muy duros y nada deseables, pero siempre positivos en el fondo, porque abordados con la actitud correcta nos van a ayudar de seguro a CRECER. 

3- Interiorizar también la siguiente afirmación y repetirla mentalmente cuantas más veces mejor: 

“(Nombre) jamás te sientas ofendido. Debes perdonar y olvidar sin reserva alguna” 

● Analizando la primera parte de la afirmación: “Jamás te sientas ofendido”, es muy importante darse cuenta que en toda relación entre otra persona y tú, siempre existen dos aspectos muy diferenciados: 

a) El que lanza, dice o actúa: Puede lanzar o decir lo que quiera y actuar como quiera. Todo ello es siempre consecuencia de su nivel de consciencia, relacionado íntimamente con su nivel de “ignorancia” de las Leyes de la Vida y sus “condicionamientos”

Es aconsejable en relación a este punto, trabajar la comprensión incondicional del nivel consciencial de cada persona, ya que todo cuanto piense, diga o haga es siempre manifestación de sus condicionamientos.

Hemos de ir ganando en consciencia que nadie actúa premeditadamente con “maldad”, si consciencialmente pudiera actuar de otra manera mejor. Esto nos pone de manifiesto que no somos libres, actuando siempre “condicionados” por nuestra historia personal y por nuestras creencias e ideología inculcadas desde nuestra niñez. 

b) El que recibe: En relación a este otro aspecto, reflexionar: ¿Cómo quiero yo recibirlo? La clave es con actitud (+) siempre. En esta clave es donde reside nuestro “poder”. Yo quiero ser quién maneje la situación y por ello va a depender sólo de mí y no voy a permitir que dependa del otro. 

Actúa inteligentemente siempre con actitud (+) en cuanto a visión y a actuación y ámate a ti mismo manejando tú la situación y tus emociones, no entregándole tu poder al otro, evitando así todo daño emocional. 

Tengamos también presente la frase transpersonal: “Si pudiésemos acceder a la biografía secreta de aquellas personas que manifiestan algún mal rollo hacia nosotros y supiésemos todas las penalidades y sufrimientos que encierran, de seguro que se nos disolverían todas las aversiones hacia ellas”. 

No olvidemos también una de las indicaciones del Dr. Mario Alonso Puig en su charla en el Paraninfo de la UPCT en Cartagena el 25- 11- 2016 cuando dijo: “Seamos amables con todas las personas siempre, pues nunca sabemos la batalla que están librando en su interior”. 

También en relación a este aspecto es conveniente considerar y no olvidar las famosas “expectativas” que solemos tener con cuantas personas nos rodean, esperando de ellas un tipo de respuestas, acordes siempre con nuestras necesidades o manera de pensar y para nada con la actitud de aceptación de lo que nos pueden sólo ofrecer. 

No es pues solución alguna pretender “forzar” a nadie a que no diga o haga nada que no se ajuste a su nivel consciencial, por lo que la salida idónea está sólo en la aceptación. 

Aceptación, sin olvidar también que, digan o hagan lo que sea, son trocitos de Dios en un cuerpo físico vivenciando una experiencia humana, auténticos Diamantes en esencia en su proceso cada uno de limpieza y pulido, “hermanos” todos. 

Atendiendo resumidamente a ambos aspectos, se aconseja trabajar la comprensión, la aceptación y la actuación amorosa y compasiva, desde una visión profunda y fraternal y sabiendo que todo depende siempre sólo de mí, del que recibe, y no del que lanza, dice o actúa.

OJO: Es aconsejable saber establecer cada uno sus límites y no permitir que nadie los invada y defenderse “inteligentemente” de agresiones tanto físicas, como psíquicas (por ejemplo: Decir o hacer algo en el momento adecuado sin acritud, cortar o modificar inteligentemente una relación, cambiar unos hábitos,…). 

● Analizando el resto de la afirmación anterior: “Debes perdonar y olvidar sin reserva alguna”, sólo el sentido común, sin necesidad de ningún otro aprendizaje adquirido, nos dice que es muy importante para alcanzar y mantener una buena salud mental, emocional y física el resolver con prontitud todo problema, dificultad o herida relacional que surja en cualquier momento con cualquier persona, sea quien sea, y evitar guardarlas y almacenarlas. La “basura psicológica”, como toda basura, si no se desecha y se limpia con prontitud, se pudre, siendo la causa de enfermedades por somatización , con el sufrimiento y la infelicidad que conllevan.

Actuando desde este conocimiento, se aconseja atender la posible basura psicológica aun almacenada en nuestro consciente-inconsciente, desarrollando un trabajo en este sentido, o bien uno mismo, que resulta más difícil, o con ayuda de algún terapeuta preparado, que lo facilitaría. 

Las líneas de actuación transpersonales para ese trabajo suelen normalmente apuntar hacia: La evocación de lo guardado, la comprensión de lo ocurrido, recordando que nada ocurre porque sí y que todo tiene siempre su por qué y su para qué, y de los estados conscienciales de todas las personas implicadas, volviendo a tener presente el que si pudiésemos acceder a la biografía secreta de las otras personas implicadas de seguro que comprenderíamos sus actuaciones, la aceptación de lo sucedido sin perder el enfoque en las lecciones ocultas a aprender que de seguro el acontecimiento tiene, el perdón incondicional (tanto a los demás, como propio) enraizado en la visión profunda divina que es la esencia real de todo ser humano y el posicionamiento final en la compasión y el amor como clave sanadora y transformadora de todo en esta Vida. 

Resumiendo, se anima a trabajar y desarrollar la técnica “Big Mind, Big Heart”:

Big Mind. La Gran Mente es la mente que comprende infinito, que comprende cual es la raíz profunda de todo comportamiento, de toda actuación (los “condicionamientos”).

Big Heart. El Gran Corazón es el corazón instalado en la compasión infinita, en el amor incondicional que no espera nada a cambio. 

Como complemento a este tema sobre las emociones, extraeremos algunas aportaciones que el Dr. Mario Alonso Puig manifestó en la conferencia “Las emociones y su impacto en la salud” en abril-2012, en el II Congreso Internacional de la Felicidad celebrado en Madrid: 

Hoy si podemos afirmar desde el punto de vista científico y médico que hay una relación directa y demostrada entre los estados emocionales y la salud, siendo importante lo que la ciencia nos dice al respecto: 

Por ejemplo, sabemos que cuando estamos atrapados por la ira o el miedo, se elevan en el cerebro los niveles de 2 neurotransmisores: el glutamato y el cortisol. Al subir ambos, empiezan a morir neuronas, sobre todo las situadas en los hipocampos, que son estructuras que controlan el centro del miedo en la amígdala. Estos centros son capaces de reestructurar la memoria, por eso el ser humano se puede reinventar constantemente. 

Sin embargo, cuando en nuestro interior existe alegría, gozo, no sólo no se elevan esos niveles de glutamato y cortisol, sino que se eleva el nivel de un neurotransmisor completamente distinto, la dopamina. Esta hace que sintamos gratitud, plenitud, alegría, y además, es una hormona clave en la confianza, por eso el amor te ayuda a ser valiente (se podría hacer por amor, lo que nunca se podría hacer por dinero). 

Dentro de cada ser humano hay un héroe dormido y para que despierte sólo hace falta el estímulo adecuado, y ese estímulo es el amor (amor a un sueño, a un ideal, a una persona…). 

Los estudios con electroencefalografía han demostrado que cuando una persona está embargada por la alegría, por el gozo, por la compasión, ese ritmo frecuencial trepidante llamado alto-beta (alto-β), que es el ritmo de la persona que sólo hace y no para de hacer, envuelto siempre en las prisas…, se ralentiza, bajando a un ritmo alfa (α).

El ritmo frecuencial α en el cerebro es sumamente beneficioso para la salud, estando muy vista su conexión con la creatividad. 

Además, se sabe que las personas que dedican parte de su tiempo a meditar-reflexionar sobre el amor, sobre la compasión…, se ha visto en ellas que se activa la zona del cerebro prefrontal-izquierda, zona justo detrás de la frente y encima de la órbita izquierda, zona de las emociones (+) que activa el sistema nervioso para simpático. 

Clarificando, en todo ser humano existe el Sistema Nervioso Vegetativo o Autónomo que trabaja por debajo de la consciencia controlando las funciones orgánicas y los actos involuntarios. Este sistema tiene 2 ramales: El SN Simpático y el SN Parasimpático, que nunca actúan de manera aislada, y si uno aumenta mucho su estimulación, el otro la disminuye, actúan intentando equilibrarse. 

Cuando predomina el SN Simpático, que nos mantiene despiertos, atentos vigilantes, en alerta, es cuando estamos ante situaciones en las que tenemos que emplear gran cantidad de energía porque hay un peligro o una situación de desafío importante. 

Cuando se activa el SN Parasimpático, es el que nos ayuda a relajarnos y tener momentos de recuperación. 

Lo ideal sería activar el SN Simpático sólo cuando estamos en estado de alerta o alarma, porque gasta mucha energía y deteriora mucho la salud el tenerlo de forma sostenida activado. 

Sabemos científicamente que cuando somos presas de la ira, del resentimiento, de esa falta de sentido en la vida, de ese pensar que sólo somos materia…, cuando todo eso genera desesperanza, afecta al sistema cardiovascular

Las situaciones de ira, de miedo, de desesperanza sostenida en el tiempo, producen un aumento del trabajo cardiaco, pudiendo producir cambios en el ritmo cardiaco, hipertensión arterial, aumento del colesterol y de los triglicéridos. 

También sabemos que la alegría, la compasión, la serenidad y el equilibrio protegen el sistema cardiovascular, probablemente, entre otras razones, porque las 2 aurículas segregan un péptido (péptido natriurético-auricular) que regula el tono cardiaco, nos protege frente a la hipertensión, reduce la grasa y además tiene un efecto cerebral asociado con estados de paz y serenidad. 

Además, hoy se han encontrado las conexiones microscópicas entre ese SN Simpático y Parasimpático con los ganglios linfáticos, que son como centrales donde se producen los linfocitos que actúan frente a bacterias, virus y tumores. 

La hiperactividad del SN Simpático asociada a estados de ira, resentimiento, miedo, dificulta la generación de nuevos linfocitos, mientras que la activación del SN Para simpático favorece la producción de linfocitos. 

También se ha encontrado que el SN Vegetativo o Autónomo actúa sobre el bazo, que es un órgano importantísimo porque no es sólo el lugar donde se destruyen los glóbulos rojos viejos, sino un lugar básico para la lucha contra las bacterias, los virus y los tumores porque es un centro linfoide productor de células de defensa. 

También hay conexiones del SN Vegetativo o Autónomo con la médula ósea de los huesos, donde no sólo se producen glóbulos rojos y glóbulos blancos, sino también las plaquetas. 

Resumiendo, claro que la faceta emocional y la faceta biológica de todo ser humano están conectadas porque son planos que se pueden distinguir, pero no separar porque somos una unidad.

Como se ha mencionada anteriormente, el miedo y la gratitud no pueden anidar al mismo tiempo en el corazón. Por ello, si nos entrenáramos en el agradecimiento, en la compasión, en la generosidad, en el apoyo, en el consuelo…, de seguro que viviríamos una vida con un nivel de miedo radicalmente distinto y también de seguro estaríamos en condiciones mucho mejores para que se nos desvelara ese misterio que probablemente es la felicidad. 

Dos frases profundas para reflexionar y terminar: 

▪ Del propio Dr. Mario Alonso Puig: “Haber si resulta que en la Vida no hay amigos, ni enemigos, sino simplemente sólo maestros”. 

▪ Del gran Confucio, 25 siglos atrás en China: “Si ves a un hombre bueno, imítale; y si ves a un hombre malo, examínate a ti mismo”. 

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Preguntas para ayudar a profundizar, comprender e interiorizar el tema: 

1. Lee de manera reflexiva el presente documento, analizándolo, comprendiéndolo e interiorizándolo al máximo (Recuerda que nuestro estado emocional realmente sólo depende de nosotros mismos).

2. Ve dando pasos en tu vida en ir teniendo cada vez más presente la regla del 90/10 en todas las circunstancias que te acontezcan. ¿Qué actitud decides adoptar?

3. ¿Vivencias en la actualidad algún acontecimiento o situación problemática, alguna dificultad o alguna enfermedad en ti mismo/a o en personas cercanas a ti sintiéndola como mala suerte, desgracia, negatividad o castigo de la Vida por algo? ¿La lectura y comprensión de este tema aporta algún cambio en esa vivencia?

4. Indagando en tu vida, ¿reconoces que existen personas cercanas a ti con las que te sientes herido/a por acontecimientos ocurridos en el pasado pendientes aún por aclarar y solucionar? ¿Te sientes animado al trabajar este tema a buscarle solución? ¿Qué estrategias de solución vas a aplicar y cuando?

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